PERCEPCIÓN SOCIAL SOBRE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE PERSONAS MAYORES

La institucionalización se refiere al proceso mediante el cual una persona mayor, generalmente con dependencia física, cognitiva o social, transita a vivir de forma permanente en un centro especializado, como una residencia geronto-geriátrica.

La percepción social de las residencias geronto-geriátricas, comúnmente conocidas como “hogares de ancianos” o “asilos”, suele estar asociada a una imagen negativa, de abandono y deterioro. Esta visión, arraigada en creencias culturales y experiencias personales, ha generado un estigma que afecta tanto a las familias que consideran esta opción como a las personas mayores que viven en estas instituciones.

Comúnmente, la sociedad percibe la institucionalización como la última opción, un destino forzado por la falta de recursos o de apoyo familiar. Sin embargo, en muchos casos la institucionalización puede ser una alternativa válida e incluso beneficiosa para el bienestar y la calidad de vida de la persona mayor y de sus familias.

Existen diversos factores que influyen en la percepción negativa del proceso de institucionalización de personas mayores. Algunos de los más frecuentes son:

    • Creencias culturales: la tradición de cuidar a los mayores en el hogar está fuertemente arraigada en muchas culturas. La idea de “delegar” este cuidado a una institución se interpreta como un fracaso moral o familiar.

    • Experiencias pasadas: las historias de negligencia o maltrato en algunos centros han creado una imagen de desconfianza. Los medios de comunicación, a menudo, destacan estos casos negativos, lo que refuerza el estereotipo.

    • Desconocimiento: la falta de información sobre los servicios que ofrecen estas instituciones contribuye a la creación de mitos. Muchas personas no saben que estos centros cuentan con personal especializado, actividades lúdicas y recreativas, activación física, terapia ocupacional, terapia neurocognitiva y otras actividades en beneficio de la persona mayor, como las visitas o salidas con familiares de forma constante; incluso, en algunos casos, con atención médica directa o con coordinación y referencia hacia una atención médica integral.

    • La figura del “asilo”: la palabra “asilo” evoca una imagen de caridad, de un lugar sin recursos, triste y solitario, lejos de ser un hogar. El uso de términos como “residencia de adultos mayores” o “centro de día” busca cambiar esta connotación negativa.

Hoy en día existen esfuerzos para cambiar la perspectiva hacia una visión positiva. Para lograrlo, es crucial desafiar la percepción social actual, de modo que las familias tomen decisiones informadas y las personas mayores no sientan vergüenza por vivir en una residencia. Algunos aspectos clave para cambiar la perspectiva son:

    • Reconocer el valor de la atención profesional: las residencias ofrecen cuidados especializados 24/7, terapias y actividades que fomentan la socialización y el mantenimiento de las habilidades físicas y cognitivas de las personas mayores.

    • Promover la socialización: la soledad es uno de los mayores problemas que enfrentan las personas mayores. En una residencia tienen la oportunidad de interactuar con sus pares, participar en actividades grupales y formar nuevas amistades, lo que mejora su calidad de vida y su bienestar emocional.

    • Informar sobre las diversas opciones: es importante diferenciar entre los distintos tipos de instituciones, desde los centros de día (donde las personas mayores pasan entre 4 y 8 horas) hasta las residencias con servicios de estancia permanente.

    • Empoderar a las familias y a las personas mayores: las familias deben saber que la institucionalización puede ser una elección consciente y amorosa, que prioriza el bienestar y la calidad de vida de la persona mayor. De hecho, ya hemos hablado de esto en otro artículo publicado recientemente en el número 8 de esta revista, donde mencionamos que para brindar un cuidado integral y de calidad se requiere, además de amor, conocimiento, fuerza, voluntad y tiempo.

En conclusión, la percepción social sobre la institucionalización de personas mayores es un reflejo de nuestros valores culturales y de la información disponible. Es vital que, como sociedad, trabajemos para desmitificar las residencias geronto-geriátricas y promover una visión más realista y positiva.

La institucionalización no debería ser vista como un sinónimo de abandono, sino como una opción válida y digna que puede enriquecer la vida de las personas mayores cuando sus necesidades de cuidado superan las capacidades del entorno familiar. Al cambiar la conversación y reconocer el valor de la atención profesional, podremos garantizar que las personas mayores reciban el mejor cuidado posible en esta etapa de su vida.

AURORA CENTRO GERIÁTRICO – CUIDAMOS LO QUE MÁS QUIERES

Dra. Tania Meyatzy Bautista Álvarez, Fundadora y CEO de Aurora Centro Geriátrico.

Dr. José Alfredo Pimentel Jaimes, Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de Baja California.

“Estamos orgullosos de poder ser parte de esta bella etapa en la vida, es por eso que todos los cuidados que brindamos son con amor, dedicación, respeto y conocimiento.”

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